jueves, 28 de enero de 2016

LA SOLEDAD DE UN ANCIANO



Querid@s tod@s hoy me gustaría comentar sobre este momento de nuestras vidas, que para algun@s será de reflexión y para otr@s de resignación.

Porque no nos han enseñado a que cuando nos jubilamos, es para que vivamos todo lo que cuando hemos trabajado no hemos podido disfrutar o vivir.

Jubilación , viene de júbilo, y júbilo es diversión, descanso…..
Pero que pena que no sepamos vivir cada etapa de nuestras vidas y que algunas, en especial la última, la vegetemos. Much@s se sientan en un sofá y esperan a que venga los últimos momentos de su vida, sin darse cuenta, que cada instante de vida, cada ciclo, tiene su aprendizaje.
Cuando llegamos al jubileo, tenemos una sabiduría que nos hace estar mucho más arriba….. y ver todo a vista de pájaro y en esa perspectiva todo se ve mucho mas bonito.
En cambio, muy poca gente vive cada día como si fuera el último.
En este ciclo se nos agudiza toda nuestro carácter, los que han sido bondadosos en sus otros ciclos de vida se vuelven más…. y en cambio los que han sido más duros de carácter se les acentúa.
Pero hay un síntoma común en tod@s los que están sol@s....... La Soledad y eso es por desgracia una emoción muy difícil de curar en el ritmo de vida que llevamos, nuestros padres no entran en nuestro círculo, casi no entran nuestros hij@s........ Por eso nuestr@s creadores quedan relegados y para que nuestro ego quede sin mancillar les llevamos a una "Guardería"….. porque allí están menos aburrid@s, con gente de su edad, cuidados……..etc.




Quiero mostraros un poema que un anciano dejó como testimonio, y que encontraron las enfermeras al recoger sus pertenencias después de fallecer.

Quizás después de leerlo tengáis otra mirada cuando veáis u oigáis a un ancian@. Gracias a tod@s


¿Qué veis vosotras, enfermeras? ¿Qué veis? 
¿Qué pensáis cuando me veis? 
Un viejo cascarrabias, no muy listo. 
Con hábitos extraños y mirada distante. 
Al que la comida le cae por la comisura de los labios y nunca responde. 
Al que decís en alto: „Al menos podría intentarlo“.
Que parece no darse cuenta de las cosas que hacéis. 
Y que siempre pierde algo. ¿Un calcetín o un zapato? 
Que, oponiendo resistencia o sin oponerla, os deja hacer. 
Que ocupa sus largos días con el baño o la comida. 
¿Es eso lo que pensáis? ¿Es eso lo que veis? 
Pues entonces abrid los ojos, enfermeras, vosotras no me veis. 
Os diré quién soy, ahora que estoy sentado
haciendo lo que me decís y comiendo cuando me pedís:
Soy un niño de 10 años, con padre y madre, 
hermanos y hermanas, que se quieren. 
Un chico de 16 con alas en los pies, 
que sueña con encontrar pronto el amor. 
Un novio con 20, al que el corazón le brinca. 
Que recuerda los votos que prometió cumplir. 
Que con 25 ya tiene sus propios niños,
A los que ha de guiar y dar un seguro hogar.
Un hombre con 30, cuyos hijos crecen rápido. 
Unidos los unos a los otros con lazos que han de durar. 
Con 40, mis jóvenes hijos han crecido y se han ido. 
Pero mi mujer está conmigo para ver que no entristezco. 
Con 50 vuelven a jugar bebés en mi regazo. 
Volvemos a conocer a niños, mi amor y yo. 
Días oscuros sobre mí, mi mujer ha muerto. 
Miro al futuro y me estremezco. 
Mis hijos tienen sus propios hijos. 
Y pienso en los años y en el amor que conocí. 
Yo soy ahora un viejo. La naturaleza es terrible. 
Me río de mi edad como un idiota.
Mi cuerpo se viene abajo. Gracia y fuerza se despiden.  
Ahora solo queda una piedra, donde latía un corazón. 
Pero en esta vieja carcasa aún vive un hombre joven. 
Y mi maltrecho corazón se hincha.
Me acuerdo de las alegrías, me acuerdo de las penas. 
Y vivo y amo, todos los días. 
Pienso en los años, tan pocos y que se fueron tan rápido.
Acepto el hecho de que nada puede quedar. 
Así que abrid los ojos. Abridlos y mirad.
Nada de viejo cascarrabias.
Mirad más de cerca. ¡Vedme a MÍ! 




Namaste

Yoti kaur

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