Todos los hombres son diferentes.
Y deben hacer lo posible para continuar siéndolo.
A todo ser humano le fueron concedidas dos formas de actuar: la acción y la contemplación. Ambas conducen al mismo lugar.
A todo ser humano le fueron concedidas dos cualidades: el poder y el don. El poder dirige al hombre al encuentro con su destino, el don le obliga a compartir con los otros lo que hay de mejor en sí mismo.
Un hombre debe saber cuando usar el poder y cuando usar el don.
A todo ser humano le fue dada una virtud: la capacidad de escoger.
Quien no utiliza esta virtud la transforma en una maldición, y siempre los otros escogerán por él.
Todo ser humano tiene derecho a dos bendiciones, a saber: la bendición de aceptar y la bendición de equivocarse. En el segundo caso, siempre existe un aprendizaje que lo conducirá al camino correcto.
Todo ser humano tiene un perfil sexual propio, y debe ejercerlo sin culpa siempre que no obligue a los otros a ejercerlo con él.
Todo ser humano tiene una Leyenda Personal a ser cumplida, y ésta es su razón de estar en este mundo.
La Leyenda Personal se manifiesta a través del entusiasmo con lo que hace. Se puede abandonar por un cierto tiempo la Leyenda Personal, siempre que no se la olvide y se vuelva a ella tan pronto como sea posible.
Todo hombre tiene su lado femenino, y toda mujer tiene su lado masculino. Es necesario usar la disciplina con intuición, y usar la intuición con objetividad.
Todo ser humano tiene que conocer dos lenguajes: el lenguaje de la sociedad y el lenguaje de las señales. Uno sirve para la comunicación con los demás.
El otro sirve para entender los mensajes de Dios.
Todo ser humano tiene derecho a buscar la alegría, y se entiende por alegría algo que lo deja contento, no necesariamente aquello que deja contentos a los otros.
Todo ser humano debe mantener viva dentro de sí la sagrada llama de la locura.
Y debe comportarse como una persona normal.
Solamente los siguientes puntos son considerados faltas graves: no respetar el derecho del prójimo , dejarse paralizar por el miedo, sentirse culpable, creer que no merece lo bueno o lo malo que le sucede en la vida, y ser cobarde.
Amaremos a nuestros adversarios, pero no haremos alianzas con ellos.
Fueron colocados en nuestro camino para probar nuestra espada, y merecen el respeto de nuestra lucha.
Escogeremos a nuestros adversarios.
Queda decretado el fin del mundo que separa lo sagrado de lo profano: a partir de ahora, todo es sagrado.
Todo cuanto es hecho en el presente afecta al futuro como consecuencia, y al pasado como redención.
Lo imposible es posible.
PAULO COELHO
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